ARTE
REAL.
Por
REX.
René
Ruíz Mejía
COSTUMBRES
E INERCIAS.
Después
de una notoria ausencia (que sólo noté yo) esta columna está de
regreso a petición de mis dos lectores (bueno, tres, porque también
yo la leo después de que se publica), por lo que ahí voy de nuez:
En
este oficio de ser policía, hoy en día, tenemos más riesgos que
satisfacciones, más obligaciones que derechos y una malísima imagen
ante la sociedad. Nada gratis, nos lo hemos ganado a pulso con todas
las inercias del un sistema de procuración de justicia mal
administrado, pero ese es otro asunto.
Esta
imagen negativa la hemos adquirida por los largos años en que los
excesos de toda índole han afectado la relación policía-sociedad.
Aún ahora es común ver a algunos compañeros que por costumbre
o status siguen ostentándose como la tirotota, la sacrosanta,
la leyenda, etc., y que con una gran dosis de prepotencia
están plenamente convencidos (he aquí lo grave: realmente lo creen)
que por el sólo hecho de portar una placa metálica y un arma de
fuego es suficiente para que obtener comida y bebida gratis, como
chulo; para que se me ceda el paso aunque no sea emergencia; que
tengo derecho de recibir -y el que da, la obligación de dar-
gratificaciones por el trabajo que estoy obligado a realizar por ser
servidor público, que tengo permiso para abiertamente cometer
abusos de autoridad, (“por eso soy la tira hijo, y no voy en un
carro de paletas, jejeje”)
No
me fue difícil la descripción anterior pues algo de esta mística
policial está en mí. Tú lector, para una mejor visualización de
este personaje piensa en el compañero gandalla, el nohagasnada, el
milpuestas, el mil asuntos, el todolosé, el avanzado, el apadrinado,
etc., y verás lo que quiero decir. Ups, quizá deba empezar la lista
por mi mismo, jejeje.
Esto
viene al tema por los últimos hechos publicados donde
desafortunadamente varios compañeros de esta sacrosanta tira se han
visto involucrados en problemas legales y/o laborales.
Creo
que la sociedad ha cambiado, me guste o no, y ya no es tan fácil
atropellar sus derechos; también veo que el sistema ha cambiado,
algunas leyes han cambiado (y otras lo harán muy pronto para
ajustarse a los juicios orales). Lo único que parece que no ha
cambiado es la Policía de Investigación, la Tira pues. El exceso de
confianza al creer que somos la NETA nos ha puesto en una difícil
situación: creo que no me pasará nada y hago lo que
tradicionalmente o por costumbre he venido haciendo, descuidando los
aspectos legales de mi trabajo.
Si
me pongo amarillo sé de antemano que existen riesgos, si descuido a
mi detenido sé que hay riesgos, si hago una detención que no esté
apegada a derecho sé que hay riesgos, si me tomo unos alcoholes en
horas de trabajo sé que hay riesgos, etc., etc., etc,.
¿Qué
es lo que está pasando últimamente, por qué vemos a tantos
compañeros en problemas?
La
tendencia de un grupo numeroso de gente implica una gran inercia.
Para cambiarla debe emplearse algo que posea una inercia similar. O
ha de intervenir muchísima gente. O, si el número de personas es
relativamente pequeño, se necesita un tiempo enorme para cambiarlo.
En este caso el cambio viene desde otro lado, es por cambios en las
leyes y con ello se ahorraron el enorme gasto de contrarrestarlo, por
lo que no aplica aquí eso de la inercia; es me adapto o me retiro.
¿Estamos
dispuestos a cambiar?
¿Podremos
adaptarnos a las nuevas exigencias laborales, legales y sociales?
Hay
que recordar que la Ley es una buena arma, pero puede apuntar en
ambas direcciones, es decir, se puede usar en contra de quien la
emplea. Nuestro trabajo, que está tan íntimamente ligado con el uso
correcto de la Ley, está condicionado por ella: si hacemos bien
nuestro trabajo de Policía de Investigación conservaremos
el empleo; si no
hacemos bien nuestro trabajo no sólo podemos perder el empleo,
también la libertad o la vida.
Por
ello, si se me permite el exceso, me adhiero
a la Ley,
no a la
Costumbre. Aunque digan que me tiemblan las
rodillas. Quizá sí, quizá no; todo depende del punto de vista y de
las prioridades de cada persona.
“Estamos
adquiriendo conocimiento; la
ciencia nos lo proporciona.
A partir de ahora
precisamos también cordura.”
Isaac Asimov.
Por
lo que, sí la cordura no me falla y el temblor de rodillas me lo
permite, nos vemos en la próxima.
Cría
cuervos y tendrás cuervitos…
Cría
burros y te sacarán los ojos.
Es
cuánto
06-Junio-2012