viernes, 16 de marzo de 2012


ARTE REAL.
Por REX.

EL DERECHO A PENSAR.

Todo en la vida es dual: polo positivo y polo negativo; bien y mal; luz y sombra; masculino y femenino; calor y frio; aunque se puede considerar que los contrarios son una manifestación del mismo concepto, con diferencia de grado (vibración). Por ejemplo, ¿Quién pudiera decir donde empieza el calor y termina el frío?

El libro “El Kibalyón” enuncia en su séptimo principio hermético “El género está en todo, todo tiene su principio masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos." Se manifiesta en todos los seres, con los principios masculinos y femeninos, polo positivo y polo negativo, respectivamente; principios presentes y en plena actividad  en todos los fenómenos de todos los planos de la vida. Agregando que por sí solo cada principio es incapaz de tener energía operadora y por eso, todo en el mundo orgánico presenta ambas polaridades.
  
Ahora bien, por regla general es en el género femenino dónde se desarrolla el principio de generación, siendo el trabajo del género masculino conducir la energía inherente.

Con las consideraciones anteriores, podemos partir de que la conciencia es un par mental de un “YO” y un “MI” con diferentes características y naturaleza. El “YO” es la parte masculina de la mente, la parte activa, el poder de la voluntad, la energía motriz de los procesos mentales, la capacidad de proyectar energía, pero que por pereza puede permanecer inactivo en algunos individuos.

El “MI” es la parte femenina de la mente o conciencia, parte pasiva, la matriz mental, con capacidades latentes de creación y generación, pero, como se dijo anteriormente, incapaz de actuar sin la parte masculina, por lo que requiere de un “YO” para generación de ideas.

De ahí que, cuando una idea es proyectada por la parte activa masculina como una semilla hacia la parte femenina pasiva, se implanta, germina y se desarrolla en ésta última. Pero esta parte masculina “YO” puede ser propia o, he aquí lo peligroso, puede ser de otro individuo, siendo esto posible cuando el “YO” propio es débil o nulo, cuando la voluntad no está desarrollada.

La parte femenina receptora no distingue el origen de esta “semilla”, su función solamente es la germinar y  desarrollar, no importa que la idea implantada pueda ser propia o de otra persona, de otra conciencia. Lo anterior implica que es posible que ideas ajenas “invadan”, se implanten y se desarrollen en nuestra mente, y que la conciencia lo considere como si fuera producto de una generación propia.

No es fácil tomar decisiones. Para ello se requiere tener información, razonar, formar juicios de valor, y atreverse a elegir. Quizá el problema esté en tener o admitir responsabilidad en la elección.
                                    


Cierto que es más cómodo y es más fácil el dejar que otros decidan y asuman los riesgos. Pero con ello se está renunciando a pensar.  Quien si piensa y aplica en su favor el poder de generación en otros utiliza su influencia en las mentes débiles o de poca voluntad sobre lo qué se debe elegir, que se debe desear, que se debe pensar, cómo debo de comportarme, cómo se debe educar, etc.

¿Les suena familiar el escenario?
Pasa en la familia, en la escuela, en la política, en la economía, en la policía, etc.

Renunciando a pensar se acepta de facto la esclavitud mental, ya que difícilmente podríamos creer que quien piense por mi lo haga de manera altruista. Es más posible que quien ejerce dominio sobre “MI” lo haga con la intención de educar con un propósito de masa, respondiendo a intereses mercantiles y de explotación necesarios para mantener a las masas adormecidas.

Démonos cuenta de que tanto hemos expuesto esa parte muy intima de nuestra mente y conciencia,  que tanto la hemos ofrecido abiertamente a todo aquel que ha querido entrar en ella, tan solo por tener flojera de pensar, de tener apatía para aprender, por tener miedo de tomar las decisiones por uno mismo, por no prepararnos para asumir la responsabilidad de ello.

Qué tanto de lo que malo que está nuestra familia, nuestra economía, nuestra policía, pasa porque hemos creído en lo que es conveniente que se quiera que creamos. ¿Existen formas diferentes de hacer las cosas? ¿A quién beneficia este status quo?

Por eso, el coraje causa al saber de esto y no haber despertado antes, motiva nuestra dignidad como individuos, entendiéndose como libertad para pensar, libertad para dudar;  y me orienta a seguir buscando nuevas formas para liberarme, pulir mi piedra bruta, y llegar a tener el completo uso y dominio de mi mismo. Una buena manera pudiera ser a través de la mayéutica socrática, utilizando el sistema de causa-proceso-efecto (muy utilizado por los alquimistas), buscando el dominio del instinto para entender intelectualmente nuestro entorno en cualquier plano.

DE AHÍ QUE EL PENSAR NO SOLO SEA UN DERECHO, ES UNA OBLIGACIÓN.

Si no me queman en la hoguera como a Giordano Bruno por andar pensando cosas raras, nos vemos en la próxima.

Es cuánto\

15-marzo-2012

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